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No puedes pasar. Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de
Anor.
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No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udún. ¡Vuelve
a la Sombra!
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No puedes pasar.
(Enfrentamiento
entre Gandalf y el balrog en el puente de Khazad-Dûm).
“El Señor de los
Anillos”
Tolkien completó el
Señor de los Anillos a los sesenta y tres años, o lo que es lo mismo,
aproximadamente en el año 1954. No es una década cualquiera en la historia,
pues desde una perspectiva astrológica estaríamos justo ante el final de la Era
de Piscis y el comienzo de la de Acuario.
Los que de esto
entienden postulan que Acuario traerá profundas modificaciones en los campos de
interés del ser humano señalando, entre otros, una progresiva inclinación hacia
la magia y las ciencias ocultas. Y no deben andar muy desencaminados estos
enfoques, cuando vemos que las generaciones más jóvenes devoran con pasión los
libros de Harry Potter o rinden culto a la obra de Tolkien, especialmente al Señor
de los Anillos.
Cuando se le preguntó
por su concepto de magia, Tolkien no dudó en señalarla como un método para
acelerar el proceso entre la concepción de un pensamiento y su realización;
definición que nos pondría enfrente de uno de los más grandes dramas de la
evolución humana.
En principio el proceso
es simple y fácil de ejemplificar: el ser humano primero proyecta hacer algo;
después busca los materiales para realizarlo y finalmente se pone en marcha y
lo ejecuta. Cuanto más se parece la obra realizada a la idea que éste tenía en
su mente, mayor es el nivel de perfección de la misma. La tragedia estaría en
la gran cantidad de sueños que el hombre podría desarrollar en su imaginación y
las pocas veces que éstos serían realizados en la práctica, llegando de esta
suerte a conformar auténticos cementerios de proyectos sin hacer. ¡Tal vez
sería mejor "matarlos" cuando están naciendo a dejar que se
manifiesten para después terminar pudriéndose en nuestro interior!
La capacidad mágica
vendría de un poder inherente que existiría dentro del individuo y desde este
punto de vista es curioso que en su
obra, la raza de los hombres no tiene
ese tipo de poder. Sí existe la posibilidad de hacer objetos mágicos (espadas,
anillos, palantari,...), pero eso sería hechicería y respondería más bien a un
saber de tipo técnico, es decir, un conocimiento conseguido a través del
estudio. La magia en el Señor de los Anillos la vemos reflejada en la creación
espontánea de fuego, las canciones de poder, las palabras de mando, las curaciones
milagrosas,...
La característica
fundamental de la magia es que ésta se pondría en marcha por medio de la
palabra. Recordemos al respecto como la creación se presenta en muchos textos
religiosos como elaborada a través y desde la palabra de Dios (En el principio fue el verbo...). Y también este enfoque es muy digno de
tener en consideración, pues nos muestra el tremendo poder de la palabra humana
tanto para el bien como para el mal. Tal vez nos falte capacidad mágica por la
gran cantidad de palabras vanas o lo que es aún peor, malvadas, que
continuamente estamos proyectando a nuestro alrededor. Una perversa forma de
contaminación, mucho más grave sin duda que otras sobre las que estamos
poniendo el acento e intentando con mayor o menor acierto, poner remedio. ¡En
verdad, no hay mayor peligro que aquel que pensamos que no existe!
Como todo en este
Universo es de naturaleza dual, Tolkien nos habla de la existencia de dos tipos
de magia: una blanca y otra negra. La principal diferencia entre ambas estaría
en que mientras la primera sería "artística", es decir, hecha con el
propósito de crear o preservar la belleza, la segunda sería egoísta y estaría
destinada a dominar, a controlar la voluntad de los demás para manipularles y
esclavizarles.
Dicen que en el siglo
V a.d.C. el sabio Pitágoras fundó en una
localidad llamada Crotona, una excepcional escuela de formación cuyo legado ha
llegado fragmentado hasta nuestros días, en campos tan distantes como la moral,
la música y las matemáticas. Las pruebas para entrar eran al parecer muy
exigentes y se cuenta además que el candidato admitido pasaba a un período
llamado acusmático, por el cual debía mantener el voto de silencio durante un
período que oscilaba... ¡entre los tres y los cinco años!
Tal vez debamos
reflexionar un poco sobre el poder de la palabra....
Manuel Ures, Ldo. en
Filosofía
Muy buen artículo, sería genial que de verdad el camino para la magia fuera la palabra, la verdad es que en El Señor de los Anillos, el mejor personaje es Gandalf, vi en las películas online la de Las Dos Torres y es mi favorita porque Gandalf regresa, me gusta mucho eso porque en la primera piensas que ya no va a volver.
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