Sin pretender entrar en el debate
de si para que aparezca una nueva generación se necesitan quince o treinta
años, es evidente que cada una tiene sus peculiaridades que la hacen
distinguible de las que la precedieron y de las que la van a continuar en el
tiempo.
Si tuviera que dibujar un perfil
de la juventud actual, aparecerían de inmediato características propias que la
singularizan y la definen como tal. De tal manera y sin buscar una rigurosidad
científica, aparecen espontáneamente ante mi mente, las siguientes: